Brincos Dieras: “A veces me funan porque sacan clips fuera de lugar”
Roberto Carlos Oliva Barajas, mejor conocido como Brincos Dieras, es hoy una de las figuras más populares y polémicas de la comedia mexicana.
Su estilo directo, pícaro y cargado de humor negro lo ha posicionado como “el payaso más irreverente de Latinoamérica”, pero detrás del maquillaje y los albures hay una historia de lucha, fe, carencias y perseverancia que inicia en su natal Nuevo León y que el próximo 11 de diciembre va a celebrar 30 años de trayectoria con un show especial en la Arena Ciudad de México.
Antes de arrancar carcajadas en escenarios de México y Estados Unidos, conoció la necesidad desde pequeño.
“Llegaba y así como lo ganaba, se lo daba a mi mamá. Pasé muchas hambres por no quitarle a mi familia”, recuerda.
Su infancia transcurrió en una casa de techo de madera, en un solo cuarto donde vivían siete personas.
Su acercamiento con la Iglesia marcó una etapa importante:
“Sí quería ser sacerdote. Me gustaba mucho, estaba muy apegado a la iglesia, iba a una capillita que pertenecía a la parroquia de Guadalupe (en Nuevo León). Me juntaba con los grupos de jóvenes, en el coro, daba pláticas y hacía encuentros. Me gustaba mucho todo eso”.
Sin embargo, las limitaciones económicas frenaron ese sueño.
“El presupuesto no me daba para estudiar para sacerdote. Yo ayudaba en la casa, y si me metía diez años al seminario, ¿quién iba a mantener a mi familia?”, confesó el comediante en entrevista con Excélsior.
El destino lo llevó al escenario casi por accidente. Un 30 de abril, durante un evento del Día del Niño en su parroquia, faltaba un payaso.
“Solo había una peluca y un traje. Nadie se atrevía a pintarse, y yo dije: ‘¿Qué les falta? ¡Un payaso!’. Me puse la peluca, me maquillaron y salí como el payaso Tongorito”, relata entre risas.
Aquella experiencia fue reveladora:
“Al momento de ponerme esa peluca sentí que era otro. Me divertí, me sentí en paz. Era como tener poderes, como en la película La Máscara”.
Así comenzó una carrera que al inicio no daba dinero, pero que pronto se convertiría en su vocación.
De shows infantiles a la comedia para adultos
Durante 15 años, Brincos Dieras se dedicó exclusivamente a espectáculos infantiles. Pero con el tiempo, el público cambió.
“Vi que los niños ya no eran tan niños. Me empezaron a pedir que me aventara otra media hora para los adultos, y así fue como empecé con los shows mixtos. Me fui enseñando, y de ahí nació el estilo pícaro que tengo ahora”, explicó.
Su personaje evolucionó, y con ello también su nombre.
Comenzó como Tongorito, luego se presentaba como Brincos Dieras en el día y Ganas Tienes en la noche, hasta que finalmente acortó el apodo a simplemente Brincos Dieras. El curioso nombre surgió de una broma entre amigas:
“Una de ellas dijo: ‘¡¿Amiga?, brincos dieras, güey!’ y me gustó. De ahí salió”.
El humor, entre la crítica y la improvisación
El comediante asegura que su trabajo ha sido juzgado sin contexto.
“A veces me funan porque sacan clips fuera de lugar. No ven todo el proceso del show ni cómo termina. Pero la gente que va a verme en vivo sabe que se trata de diversión. Y los lugares siguen llenos, gracias a Dios”.
Brincos Dieras improvisa gran parte de sus presentaciones, lo que le ha permitido mantenerse vigente y sortear las críticas.
“Yo no tengo guion, improviso mucho. Puedo cambiar el show de un día para otro. Por eso no hay nada que cancelar, porque nunca es igual”.
Sobre la corrección política en la comedia, afirma:
“Siempre hay maneras de hacer reír sin caer en lo vulgar. Si me dijeran que ya no puedo decir nada, haría el show musical, con doble sentido, o incluso infantil. Donde quiera puedo cantar, soy un buen gallo”.
Aunque es una estrella viral en redes sociales, el comediante confiesa que no se gusta ver en video:
“Me da penilla, me da vergüenza. Tengo más de 200 videos en YouTube y nunca he visto uno completo. Pero lo más bonito es cuando la gente me dice que mis shows los ayudaron a salir de la depresión o de una enfermedad. Eso vale más que cualquier número”.
Pese a su éxito en plataformas digitales, se deslinda del término influencer:
“No, influencer es el que hace contenido diario, bailes o videos. Yo no. Lo mío es el escenario. En mi canal solo subimos resúmenes de los shows, y tengo una versión VIP donde los miembros ven todo sin censura”.
“Lleven pañal, porque se van a orinar de la risa”
Brincos Dieras sigue recorriendo escenarios de México y Estados Unidos. Para su próximo show, promete risas sin parar:
“Lleven doble pañal o doble calzón, porque se van a ir orinados de la risa. Serán más de cuatro horas de diversión con grandes comediantes de Monterrey”.
A pesar de las críticas y los rumores, el comediante asegura que su éxito se mantiene por una sola razón:
“Somos más los buenos que los malos. Y si no, no tendría los lugares llenos. Siempre que me presento, el público revienta los lugares, bendito Dios”.